PIÉNSALO

Me pincha la cabeza. Me pincha como si toda la microbiología que no conozco estuviera ensayando un espectáculo de flamenco en la parte derecha de mi frente hasta el ojo. Me lo remueven todo a golpe de tacón y me da por pensar. Lo siento, pienso. Pienso mucho más de lo que hablo, y mira que hablo, pero casi siempre no hablo de lo que realmente pienso. Piénsalo. Eso solo lo hablo conmigo. En una de esas conversaciones que no llegan a ningún sitio, sobre todo porque no van hacia ningún sitio, se quedan en mí hasta que un día como un espermatozoide buscando su óvulo se me escapan por el ombligo. Mi mismísimo epicentro. Porque si el Yo tuviera forma, sería un ombligo. Ya está hecho, mis pensamientos se han dejado ver y corro cuesta abajo rodando con esa bola que yo misma me he ido pensando, sin mirar a nadie ni a nada más que mi único objetivo, aquel que me he estado construyendo cerquita del ombligo por si había que salir. Y ahora, ahora no me preguntes a dónde voy porque me estoy persiguiendo.








1 comentario:

Sergi Puig dijo...

Pero qué chulo Marta!! Es muy... cercano. Y me encanta. Simple pero complejo. Como la mente del ser humano. Good Job!