EN EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS QUISE ESTAR

Dejar de ser niño es una soberana mierda. Dejar de ser niño es soltar el globo de helio en el que pone bien grande "ilusión". Dejar de ser niño es tener responsabilidades por encima de nuestra responsabilidad. Es tirarse del columpio que mece nuestros miedos. Dejar de ser niño es firmar la sentencia de muerte al "hago lo que me viene en gana". Es caer menos veces pero romperte más fuerzas. Dejar de ser niño es desprenderte del velcro de los zapatos para atarte los cordones al suelo. Es pensar en mañana. Dejar de ser niño es llorar de verdad, dejar los cuentos y dejar de ser cuentista. Es quitarte las rodilleras y caer en algún que otro agujero. Es no tener hucha y preocuparse por la paga. Dejar de ser niño es que se acabaron los baños nocturnos para dar paso a las rápidas duchas matutinas. Es mirar el reloj.  Dejar de ser niño es cerrar la puerta del país de nunca jamás para entrar en el país de nunca jamás quise estar. 








1 comentario:

Anónimo dijo...

que verdad mas grande...